Juan Benito Rodríguez Manzanares
Juan Benito Rodríguez Manzanares
En ocasiones tendemos a
quedarnos con lo último que ocurre, aún más si ha marcado la historia, obviando
si ha ocurrido algo más de las mismas características.
Este podría ser un buen resumen
de este artículo, pues si en lugar de la fecha que da título al mismo, hubiera
puesto la fecha del 14 de octubre de 1957, a todos nos hubiera venido a la
cabeza la Gran Riada de Valencia, pero lo cierto es que, en Valencia, ha
habido, de forma documentada, desde 1238 en que se tienen registros escritos,
más de 50 crecidas del río Turia.
Hagamos un poco de historia. Antes
de 1238, año en que el rey Jaime I (1208-1276), llamado «el Conquistador», creó
el Reino de Valencia, según los geólogos que han estudiado la ciudad, aseguran
haber encontrado indicios de inundaciones en el periodo comprendido entre la
creación de Valencia por Décimo Junio Bruto Galaico (180 a.C.-113ª.C) en 138 a.C.
y el siglo III d.C. Así pues, es muy posible que entre los siglos III y XIII,
también haya tenido el río Turia alguna crecida, o, riada.
La última gran riada de Valencia
de 1957, fue verdaderamente catastrófica en todos los sentidos, 81 muertos
según la cifra oficial, y la ciudad totalmente destrozada. Pero, además, como
fue la última y ocurrió hace 62 años, aún quedan supervivientes que la narran
con total dramatismo, aunque no es menos cierto que ha habido otras riadas
también muy importantes, de las que no nos acordamos, pues el tiempo va
diluyendo en el olvido todos los recuerdos, incluso los recuerdos colectivos.
Así, citaré la riada que asoló
Valencia el 28 de septiembre de 1949, calificada de «terrible» por el diario
Las Provincias, y que fue bautizada con el nombre de La riada de las
Chabolas, pues esta inundó y destruyó todas las chabolas que había en el
lecho del río Turia, matando, según la cifra oficial, a 41 personas. Pero lo
cierto es que no se puede saber la cifra exacta, pues muchas de esas personas,
familias enteras que allí vivían, no estaban censadas.
A partir de esta riada, se
prohibió la construcción de chabolas en el cauce del río Turia, pero debido a
la falta de recursos económicos, y de todo tipo, se volvieron a construir
bastantes de ellas que fueron definitivamente arrasadas en 1957.
La primera riada de Valencia, de
la que se tiene documentación, gracias a los Llibres de Consell, fue la
del 16 de octubre de 1321, y desde esa fecha, se tienen registradas muchas
otras riadas, de las cuales sólo citaré algunas como la del 28 de septiembre de
1328, 6 de noviembre de 1340, 17 de agosto de 1358, 3 de noviembre de 1406, 25
de octubre de 1427, 28 de octubre de 1487, 20 de agosto de 1500, 2 de
septiembre de 1517, 6 de octubre de 1540, 21 de octubre de 1577, 8 de enero de 1672,
16 de septiembre de 1731, 10 de noviembre de 1897, 28 de septiembre de 1949, o
la tristemente recordada del 14 de octubre de 1957.
De la riada de 1321, se conserva
en el Libro de Actas de ese año, la carta que el Justicia, los Jurados y
prohombres de la ciudad, enviaron al rey Jaime II de Aragón (1267-1327),
llamado «el Justo», en estos términos:
«al molt alt e molt poderos
Senyor en Jacme, per la gracia de Deu Rey Daragó, etc…En aixi Senyor que per la
multitut de les aygues pluuials, per la qual ara son cahuts molts alberchs e
cases dintre e fora los murs de la Ciutat, e altres moltes cases escalonades,
aparellades de caure e encara sien caygudes alcunes voltes dels ponts de la
Ciutat…”.
La terrorífica riada de 1358, según
cifras oficiales, mato unas 400 personas, y derribó casi mil casas. A raíz de esta
riada, se creó la Junta de Murs i Valls, que coordinaría las obras
públicas en Valencia, y, además, se encargó de construir los pretiles a ambas
orillas del río Turia. Cabe apuntar, que el río Turia de Valencia, es el río del
mundo que más tramos tiene con pretiles construidos.
Pero una de las riadas más
catastróficas del río Turia, fue la que tuvo lugar el domingo 27 de septiembre
de 1517, con dos avenidas de agua como en la de 1957. Según las crónicas del
momento, en Valencia había estado lloviendo cuarenta días seguidos, pero esa
mañana había dejado de llover, y Valencia se disponía a recibir al rey Carlos I
de España (15001558), llamado «el César».
En el Llibre d’Antiquitats,
que se conserva en la Catedral de Valencia, sobre esta riada se dice textualmente:
«Después de comer, entre tres
horas y cuatro», y, «vino el rio de Valencia tan crecido, que subió por encima
de los puentes y entró en Valencia», y, «al anochecer, a las nueve de la noche,
el río volvió a crecer tanto y más que en la primera avenida».
Y en una carta que los Jurados
de la ciudad de Valencia enviaron a Carlos I el 3 de octubre siguiente, se
refieren a la riada del 27 de septiembre en estos términos:
«Dumenge prop pasat, que
contaven XXVII del prop pasat mes de Setembre, a les quatre hores de migjorn,
es vengut tan gros lo Riu daquesta Ciutat, y ha derrocat moltes diverses cases,
y en los ravals de la ciutat per lo semblant: tres ponts de cinch que hia, ha
derrocat los tres».
Esos tres puentes que destruyó
la riada, fueron el del Real, el de Serranos y el Nou. Y, además, también destruyó
los antepechos del puente de la Trinidad.
El río Turia, también llamado
Guadalaviar en su primer tramo, cíclicamente se ha desbordado provocando
grandes males a Valencia, y aunque han pasado 62 años desde la última gran
riada, no estamos a salvo de que vuelva a ocurrir algo similar, pues en
ocasiones han separado las riadas tan sólo 7 años, y en otras ocasiones 60.
Y, para quien piense que el nuevo
cauce del río Turia, llamado en su momento «Plan sur», es la salvación de las
riadas en Valencia, les tengo que comentar que mientras siga, como lo está en
la actualidad, totalmente lleno de árboles, tal cual fuera un bosque tupido,
durante muchos cientos de metros de su trazado, el peligro de inundación en
Valencia es peor que en las dos grandes riadas de 1517 y 1957, pues el cauce
nuevo no absorbería el agua de la avenida, pues el bosque haría de tapón
natural con toda la broza que trajera el agua, haciendo que esta inundara
Valencia. Y el cauce antiguo, el original del río, con todo lo que hay en él,
construcciones, bosques, pistas deportivas, parques infantiles, la Ciudad de
las Ciencias… tiene mermada casi totalmente su capacidad de absorber agua, y,
además, ya no cuenta con salida natural al mar, por la que poder verter el agua
de la crecida, con lo que haría que el agua de la crecida, inundara Valencia, y
la ciudad quedaría inundada por dos flancos a la vez, ¡la riada sería sin
precedentes en la historia!
Así que tan sólo nos queda rezar
para que no vuelva a llover como lo hiciera en las dos grandes riadas, por lo
menos, mientras el nuevo cauce del Turia, siga en las condiciones en las que
está, pues de lo contrario, no se distinguirá el mar de las calles de la
ciudad, ni a la altura de Manises, y eso que está a 52 m s.n.m. Un metro más
que la altura del Miguetele hasta su terraza.
Valencia es sinónimo de cultura.
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