La pena del banquillo

En el juicio que se ha celebrado en la Ciudad de la Justicia de Valencia, en el que Paco Crispín, ex alcalde y ex líder del PSOE de Sagunt, pedía una indemnización y pena de cárcel al ex alcalde de Compromís, Quico Fernández; a su mano derecha, concejala y diputada, Teresa Garcia; y un tal Sergio Moreno, quien fuera concejal de ADN Morvedre -la marca blanca de Podemos-; por supuestas coacciones y amenazas, asistí en el tramo final de la segunda sesión a los lamentos del abogado de Teresa García, quien se refirió a la ‘pena del banquillo’ mirándome a mí como único representante de un medio de comunicación en la sala. Su señoría dictaminará lo que considere, pero una cuestión está muy clara: masacraron públicamente a Crispín para aniquilarlo políticamente y se llevaron por delante el trabajo de dos personas honorables, sus dos hijos. Pocas lecciones pueden dar quienes ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Y diré más: la justicia es una mierda en este país y gracias a que, de momento, todavía existen algunos medios independientes, podemos interpretar y arrojar algo de luz sobre las habituales manipulaciones y trabajos de defensa interesados y subjetivos que, en muchas ocasiones, no se acercan en nada a la realidad. Y que no se me moleste el abogado de Teresa, porque quiero informarle que a esta representante de Compromís, que en el juicio se quejaba de que este caso le impidió seguir de diputada autonómica, la voté cuando me pidió el favor de inscribirme como simpatizante de su partido para que fuera en la lista al Parlamento valenciano. De nada.